Sentada del 25 de julio de 2013


MINIATURAS / XLV
Iñaki
Bailando en un río de ilusiones,
bailando en un río de desilusiones,
bailando y bailando llego al mar,
bailando con todas mis pesadillas.

En el camino del conocimiento,
en el camino de la sinceridad,
en el camino del cariño,
en el camino…
puto camino que nadie conoce…
mi puto propio camino.

¿Dónde está el problema?
¿Un querer hipócrita?
¿Un querer envidioso?
¿No será todo una manipulación,
pura envidia cochina?

Acostar, levantar, lavar…
aguantar, aguantar, aguantar…
mentes en standby…
¡¡¡Alto ahí!!!
…esas palabras significan algo…

Puta hipocresía,
puta circunspección,
puta sinceridad,
puta mirada que nadie mira,
puta gente que no ve.

Deja de mirar,
deja de sentir,
deja de querer…
Cuando dejes de querer
no podrás mirar
ni podrás sentir…
¡¡¡Pero necesitas vivir!!!

Vida puñetera,
vida en silencio,
vida abstracta
pero vida al fin y al cabo,
vida condenada,
vida puñetera,
vida, sí,
aunque no miréis, puñetas.

TORTURA
Laura
¿Quién tortura a quién? ¿Jaime a Elena o Elena a Jaime? Esta es la cuestión.
Jaime perseguía constantemente a Elena. Vivían en calles diferentes, aunque cercanas. Todas las mañanas de su vida Jaime se ha puesto guapetón, desayunaba deprisa y salía en dirección a su instituto. Pero últimamente hace un rodeo para pasar por la calle de Elena.
Caminaba poniendo “ojitos” para encontrarse con su amor, pero Elena le ignoraba cada vez que él la seguía a cierta distancia, sin atreverse a ponerse a su lado. El día que surgió la fatal casualidad de encontrarse cara a cara, Jaime se quedó cortado. Los dos se sonrojaron y se quedaron mudos breves momentos. Jaime fue el primero que articuló unas palabras, sin embargo:
–¡Qué alegría, Elena! ¡Qué casualidad encontrarte!
Elena, que era mucho más astuta, haciéndose la dura le contestó:
–¡Mira que eres tonto! Te crees que no me he dado cuenta de que todas las mañanas me persigues. Además, tu instituto no está cerca del mío y te vas a clase dando un rodeo para pasar por mi calle. ¿Crees que soy tan tonta como tú? –y le preguntó al fin para salir del paso– ¿Sabes nadar?
Jaime se quedó aún más desconcertado, tanto que, sin saber nadar, contestó que era su deporte favorito.
Elena le citó para el día siguiente a las 5 en la piscina municipal. Jaime aceptó a pesar de no saber nadar y del miedo al ridículo ante Elena. En la piscina municipal le pidieron el carnet de socio. Se puso más nervioso de lo que estaba porque no lo tenía y le hicieron uno provisional para ese día.
Entró en el recinto y buscó a Elena, sin encontrarla. Esperó largo rato al borde de la piscina, al principio disimulando sus nervios, después claramente desesperado.
Mientras Jaime lo estaba pasando mal, Elena celebraba con sus amigas lo “bien” que lo estaría pasando el tonto de Jaime con su deporte favorito.

PILUCA
MaryMar
Es un poco delgada, morena, con los ojos grises, muy simpática ella, y cariñosa. Trabaja en una boutique de ropa para jóvenes. Piluca viste muy elegante. Escoge la ropa de los colores más alegres, de los que están a la última moda: pantalones, camisetas, todo. Se maquilla la cara, se pinta los ojos y la boca y sale a la calle para que la vea todo el mundo.
Se pasea como una modelo por las avenidas más importantes.
–Piluca, ¿por qué no te vendes? –le digo yo, su mejor amiga–. Todos los tíos te desean. Y los más ricos, más.
–¿Pero qué te creías tú que hago, cuando me maquillo? Yo siempre estoy en venta. Lo que pasa es que nadie ha ofertado mi precio, todavía –me contestó Piluca muy segura, y consiguió desconcertarme.
–Pues yo creía que salías en busca del amor de tu vida.
–Llámalo como quieras. Pero encontraré a quien lo pague.

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