Sentada del 11 de agosto de 2011

Faltan 21 días
para la presentación (en la FNAC de ParqueSur) del libro
Manifiesto saltamontes,
escrito por Carmen Soria,
una autora genial
para un libro que es una revelación.


A ESTRELLA
Irene
Hace dos años que te ibas, dejándonos solos,
hace dos años que te alejabas, dejándonos a oscuras,
hace un rato me has dado la plasta, y es que no tienes cura.
Sí es verdad que se te ve más mejorada,
ya no tienes cara de atontada,
incluso vas sola al aseo, y así mama no te manda a paseo.
Poco a poco vas andando, y aunque te queda mucho caminar,
con tu esfuerzo y entusiasmo, lo que quieras vas a lograr.
Me acuerdo cuando estabas en el hospital, ahí sí que estabas mal,
eras una muñequita débil y delgadita,
pero te fuiste con tu fuerza recuperando,
y todo se fue ensanchando…
Y es que dicen que eres el monstruo de las galletas,
o si no mira como te han crecido las tetas.
Pero estás muy guapa, eres la chica mas coqueta,
con tus collares, con tus pinzas de colores,
con el pelo suelto o con coleta.
Y aunque eres mu salá, también eres mu pesá,
qué dónde está esto, qué dónde está aquello,
y entonces me dan ganas de estamparte en la boca un sello.
Y escucho la nana de mi hermana:
Irene, sácame la ropa para mañana.
Ay, qué paciencia hay que tener,
o si no díselo a tu madre,
que no me extraña que a veces te ladre.
Pero como te digo, también eres muy graciosa,
hablas según te sale, te inventan lo que no sabes,
y cotilleas de cualquier cosa.
Y también dicen por ahí que eres una gran poeta,
que cada vez lo haces mejor, que ya llegas a la meta,
pero una cosa te voy a decir,
conmigo, pequeña, no puedes competir.
Y es que no paras desde que vas al Centro,
que si escritura, sacando lo que llevas dentro,
que si lectura, alfabetización, que si cantas alguna canción.
Y también estudias ordenador, y braille y haces gimnasia,
y es que alucino a veces, de lo lista que pareces.
Siempre pegada a tu discman,
escuchando a Diego Martín,
relatos, documentales, cuentos,
así pasas buenos momentos.
Aunque hemos pasado malos tiempos,
hay momentos de risas, cuando sueltas una carcajada,
como si nos acariciara la barita de un hada,
y entonces tus ojos se iluminan,
y todo parece una pesadilla pasada.
Y sí, te queremos mucho,
como la trucha al trucho, no, como el cucurucho,
en serio, siempre te querremos,
podrás coger nuestra mano,
y con nuestro apoyo y tu tesón,
podremos avanzar con ilusión.
De todo corazón,


Y TÚ
Estrella
Y tú me dices, pequeña,
que contigo no puedo competir:
tú no sabrás lo que es una poeta
hasta que no me conozcas a mí.
Porque yo soy la crem de la crem,
la Estrella del firmamento
que todo lo hace fetén
y acabará con el tiempo
teniendo su monumento.
Yo no pienso dimitir
hasta haberte demostrado
que todo lo que llevo andado
ya no es nada comparado
con lo que puedo conseguir,
aunque tú no lo quieras admitir.
Permíteme un consejo, hermana:
pásate por el mercado,
aprende lo que es la patata
y piensa en mí,
por más que te dé la lata.
Y es que te he de recordar,
pues soy tu hermana mayor,
que todavía no sabes manejar
los programas de la lavadora,
ni planchar o pasar la aspiradora.
Como sigas de esta guisa
terminarás por pensar
que tu casa es la caja de Pandora
y te pasarás el día con esmero
quitando el polvo con el plumero
a las calderas de Pedro Botero.
Y tú me dices: “No puedo cocinar
porque me da miedo
encender el gas”,
y yo te respondo
que te tomes un bitterKas
y en tus manos confíes más,
que no la vas a cagar,
ya lo verás.
No te gusta cocinar
y te vas a lo más fácil,
a la comida latina,
pequeña pitufina,
y así estás de grácil,
y pim pam pum,
bocadillo de atún.
Y Miguel te ruega:
“fríeme un huevo”,
y mirándote se queda
con cara de percebo.
Pero tú le ofreces queso
Como a un ratoncito
Con un poco de lechuga
Y unos pepinitos.
Pero no quiero seguir
metiéndome contigo,
pues no lo podrías resistir.
En fin, que las Aries y las Tauro
hacemos buena pareja
y por eso estamos unidas
como en una madeja.
Te lo digo porque no es verdad
que yo quiera competir contigo,
te ofrecería hasta mi piel
para que te hicieras un abrigo.
Y tú no puedes conformarte
con unos ripios hiphoperos
para meterte con tu hermana,
es lo que menos esperaba
y por eso te he escrito
lo que me dio la gana.
Porque tú, pitufa, tienes madera:
si te pusieras a escribir
y el susurro de las hadas
te atrevieras a seguir,
crearías una riada
de relatos sin fin.
Y hasta el gatito Tito
estaría orgulloso de ti
como lo estará siempre
la tita Tita.
Ya no puedes ser veterinaria,
que te hubiera hecho muy feliz,
pues quieres a los animales
casi tanto como a mí,
pero sí puedes ser escritora,
que estás en la edad,
y tendrías a tu hermana,
que tanto te adora,
de admiradora.
Y así viajarías
a pueblos encantados,
a prados florecidos,
a bosques admirados,
a justas medievales
cabalgando unicornios
y sueños otros tales.
En fin, que te quiero mucho,
más que la trucha al trucho,
y la mano que me tiendes cogeré,
pero cuando mis sueños alcance
por fin te soltaré,
y que te den.
Muchos besos.

No hay comentarios: