Miniaturas / XLIII


Iñaki
Nunca lo digas,
nunca digas que me quieres,
nunca digas que no me quieres,
simplemente, quiéreme.

Ese guiño de ojo
me dejó cojo,
ese guiño de ojo
me dejó tuerto,
otro guiño tuyo
y habré muerto.

Un paso atrás,
me tengo que retirar
de esa emoción,
me tengo que retirar de tu amor.

La calle interminable,
la calle callada,
la calle es una montaña
de secretos.

Un amor que no me escuche
no es amor,
un amor que no me entienda
no es amor,
nunca podré… con un amor.

Decías que escribías,
decías que llorabas,
lo decías,
que no aguantas más bromas.

Porque no me dejan
dejar hacer
con buen hacer,
hay que dejar,
¿o hay que hacerlo?

Y porque no puedo ser libre
porque mi gente no lo entiende,
tendré, lo necesito, que
ser libre con mi gente.

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