EN
FERROL, DE INTERCAMBIO –2
HeavyMetal
Por
siempre Madrid. Madrid no tiene precio, el foro no tiene desperdicio.
En
Madrid también soy necesario, sobre todo para la emisora de radio
EcoLeganés.
Eugenio,
el antiguo director, mucho abandonó el centro de diversos de
Leganés.
La
nueva directora lo quiere levantar, pero está viejo.
El
domingo que viene voy a tener un encuentro chapeau, voy a ver a
Raquel.
¡Qué
recuerdos de esta ciudad! ¡Raquel, mi musa gallega!
Aquí
en Ferrol tengo mi residencia de verano. Allí, en Madrid, está tu
casa para producir en invierno, que haces de todo, tú.
El
otro día, cuando subía por Catabois, sería la una de la mañana,
un olor a mar alucinante. Ferrol huele a océano y a tiburones.
Con
un poco de suerte, como tengo vacaciones una vez al año, me vengo
otra vez a Ferrol. Qué mejor que venirme a Ferrol de intercambio
para el próximo año sin pagar un duro, si puedo.
Menudo
reportaje estás preparando para el blog.
Todo
o casi todo lo vas dibujando en estos renglones.
Es
un lujo para tus lectores que conozcan las vacaciones del menda.
Mi
amigo César ya se siente mejor aquí, feliz haciendo pulseras entre
las gaviotas.
Escribo
estos versos para la tumba de mi amigo Olegario.
Pasamos
muchas juergas juntos y muchas noches sin dormir.
También
se fue para allá, a Madrid, y en Madrid descansa de los fantasmas su
cuerpo.
Miguel,
César y Gabriel, o sea yo, los tres que vinimos de Leganés a este
CAMF de Ferrol, más o menos situado a gran distancia del centro de
la ciudad.
Y
hoy, uno de agosto, en el pueblo de Ares nos estaban esperando unos
chicos para pescar. Y la playa, un sueño.
Las
vacaciones que estoy teniendo son un lujo.
La
chica camboyana que me encontré en la playa, su novio es de Pinto,
Madrid, vecino.
Y
se llama Gabriel, qué casualidad, como yo. Impresionante, colega.
Menudo
reportaje, ole tus huevos, cabrón.
El
trabajo de mi amigo César no es valorado en Leganés.
Aquí,
en Ferrol, se lo quitan de las manos, las gargantillas, las pulseras,
todo lo que hace.
A
menudo me tengo que bajar de la moto a hacer aguas menores.
Cuando
vuelvo al centro, como está muy lejos y hay aceras, me arrimo a un
árbol y lo riego un poco.
No
nos podemos quejar los cojos, qué tontería quejarse.
A
un sinfín de gente le has dado la dirección del blog.
Y
tienes a tu amigo Camilo, de Inferniño, fichado, con teléfono y
todo.
Ya
dije que lo conozco desde 1992, me daba mucha marcha, eso sí, de
capilla en capilla.
Llevaba
16 años sin verlo, desde el 96.
Seguro
que a la chica camboyana y a su novio de Pinto te los cruzas en
ParqueSur una tarde, por la FNAC.
Te
lo estás pasando cañón en estas vacaciones, ya no tengo palabras
para expresarlo.
Cada
uno hace los reportajes como quiere. Mi rollo es escribiendo, no con
fotos o DVDs. Con letra se ve mejor el paisaje.
Cómo
estoy echando de menos al colega.
Para
octubre, pongamos mejor en septiembre, saldrá este manuscrito en el
blog.
Cómo
te lo has currado este verano en la residencia de Ferrol con el
cuaderno de Truyol y tu boli. El colega me va a felicitar.
Qué
vergüenza de cómo está Leganés, tan viejo ya.
En
Ferrol el desayuno es impresionante, con fruta y de todo. Y filloas.
Todos dicen que es la comida más importante del día.
Leganés
necesita hacer obras. Desde que se abrió, no lo tocaron.
EL
CANSINO
Isabel
Pedro
está cansado de vivir. Tiene asma, no le llega el oxígeno a la
sangre y por tanto sus músculos se cansan más de lo normal.
Relacionarse
con la gente le produce fatiga, y tiene abandonada incluso a su
mujer.
Desde
antes de saber que su fatiga era asma, ya no hacían el amor. Pedro
se cansaba mucho. La última vez que lo hicieron casi le da un ataque
al corazón.
Y
Josefina le dijo: “No te preocupes, Pedro, la próxima lo haremos
más lento y yo me encargo del movimiento”.
Pero
no ha habido próxima vez. No es que Pedro se haya cansado de su
mujer, es que se ha cansado de vivir.
Pero
Josefina sí se ha cansado de él. Está harta de estrenar lencería
y que no haya respuesta. De hecho, está pensando en echarse un
amante, le saldrá casi gratis, pues tiene muchos modelos de
braguitas de lo más sugerentes.
Si
Pedro lo supiera, a lo mejor hasta se alegraba.
Pero
el caso es que la gente le fatiga tanto, se cansa tanto de aguantar a
unos y a otros, se necesita de tanto oxígeno para hacer amigos, que
ni se lo puede imaginar.
¿Y
qué ocurrió? Lo que tenía que ocurrir, que Josefina se largó con
su amante y ahora Pedro está todavía más solo y más cansado.
Pero
piensa si a lo mejor el amor no cansaba tanto, si no será el
aburrimiento, más que su asma, lo que lo tiene tan cansado de la
vida.
QUIERO
SER MI SOBRINO
Víctor
Yo
quisiera olvidar mi silla de ruedas por un tiempo y ser como mi
sobrino, que sale con sus amigas, hace lumbre debajo del puente, asa
las patatas del rebusque y se las comen entre todos. Y algunos amigos
todavía han llevado calimocho, que es la llave de todas las risas.
Dice
mi sobrino que a las chicas de 15 años les gusta mucho reírse, o
sea, el calimocho. Este verano pasado volvía yo de la feria y vi a
tres amigas suyas en la puerta de Miguel, el tío de Modesta, en el
escalón, en un estado un poco comprometido. Una de ellas no podía
dar ni un paso más y por eso se habían sentado. Y el caso era que
las otras dos tampoco estaban para tirar cohetes.
Se
me ocurrió ofrecerles un chocolate con churros y lo aceptaron
entusiasmadas. Así que me volví al ferial en busca de mi sobrino y
él se encargó de llevarles el desayuno a las chicas, que ya eran
más de las tres de la mañana, y en plenas fiestas de la Batalla.
A
mi sobrino no le gusta beber, pero con las chicas del calimocho se le
cae la baba, sobre todo si son un poco salvajes, de esas que lo mismo
se suben a los árboles en busca de nidos que le roban los higos a
Miguel saltándose las tapias del huerto o que con la bici llegan
hasta Badajoz o cerca y twittean incluso con Camela.
Las llevó el chocolate y los churros y con esto se les pasó el
mareo y continuaron la fiesta. Eso sí, ya solo bailaban con mi
sobrino, que por eso yo les había ofrecido el chocolate.
Y
ayer mismo –cómo pasa el tiempo, ya estamos en diciembre– me
dijo mi hermana que el sobrino estaba asando panceta y chorizos en la
finca de una de estas chicas, la más salvaje, que habían hecho
matanza en casa de cerdos pata negra y los niños tenían que
certificar la denominación de origen.
Pues
así vive mi sobrino. Y diciendo además, a quien quiera oírle, que
la escuela es una perdición. ¿Me entendéis ahora por qué yo
quiero ser como él?
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