Tieso

Víctor
Todo viene por cincuenta euros, que es lo que me queda de la pensión para mis gastos, después de que el Centro me descuente los tropecientosmil correspondientes cada mes, el Centro o vete tú a saber. Pues mi hermana Macarena se empeña en que no me los gaste, y para recordármelo me llama todos los días. Y me repite que se los dé a la psicóloga para que ella me controle. Tanto me lo aconseja, o sea, que ya lo hago cada vez que cobro ¡Y no tengo con cincuenta euros ni para un par de cocacolas al día! ¡Ni para invitar a mi sobrino cuando viene a verme tengo! Este año ni siquiera le he podido comprar unos reyes porque estaba tieso. Y lo mismo me va a ocurrir con su cumpleaños, ni un duro le podrá dar su tío para que invite a los amigos, con esos que se va de hogueras estas tardes de invierno. “¡Ten un tío pa esto!” me dice cada vez que le decepciono. La verdad es que peor lo tiene con mi hermano el mayor, que gana una pasta y solo le da al sobrino diez euros, “Y no te los gastes en tonterías”, le aconseja. ¡Pero qué se creerá ese uñas! Debe de pensar que hoy por hoy Jauja esta en Algüera y que su sobrino está conectado de la teta de la abundancia. Menos mal que el otro tío de mi sobrino, o sea, mi hermano el soltero, ese no le falla y algún euro ya afloja si se lo pide el crío. Aunque es un peligro tenerlo cerca, porque lo mismo que te da, te lo quita si se ha quedado pelao un día, que ese no tiene psicóloga que le controle. Claro está que Macarena no les dice a mis hermanos que no se lo gasten, ya se encargan ellos, sí. Me lo dice a mí, que no puedo gastar porque sencillamente no tengo qué. Siempre que llega el día 20 y le recuerdo a Macarena que estoy tieso y que ya no me queda ni un euro es por el placer de volver a oírle decir al teléfono: “Si ya te lo decía yo, si eres un manirroto”.
Por cierto, Macarena, a ver si entre los dos convencemos al Víctor, tu hijo y mi sobrino, para que me llame alguna de esas veces que tú no puedes porque estás trabajando, aunque sea por el teléfono de su madre. O que me llame alguna vez sin más, que le hecho de menos. Y si no, que me escriba.

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