Sentada del 4 de agosto de 2011

Quedan pocos días
para la presentación (2 de septiembre de 2011)
en la FNAC de ParqueSur del libro
Manifiesto saltamontes,
escrito por Carmen Soria,
una autora genial
para un libro que es una revelación.


MINIATURAS XXIII
Iñaki

Todo es puta envidia,
no saben que la envidia
es muy fría,
ellos creen
que se lo pasan bien.


Saciado de buenos sentimientos
después de una sobremesa amistosa.


¿Qué quiero hacer
y por qué lo hago?
¿Qué quiero expresar
cuando expreso cariños
inventados?
¿Por qué la realidad
me niega los cariños,
si son mis invenciones?


Si es cuestión de pensar
lo que tú piensas,
¿dónde está el misterio?
Es más divertido pensar
lo que nadie pensó.


Me enseñaron dos,
un padre y una madre,
y me enseñaron
a dar sin recibir a cambio,
y doy y doy y doy,
es lo que me enseñaron.


No me quieras enseñar
lo que ya sé,
no pierdas el tiempo
y enséñame algo que no sepa,
yo te escucho.


Ellos son los nombre,
todos aquellos nombres
que recuerdas,
¿pero cuál es tu nombre?


ALEGRÍAS DE LA VIDA
MaryMar y adredista 7
A esta mujer le gustaba mucho el vino, tanto que se ponía morada. Y muy mala, que se pasaba y luego tenía problemas con la familia, que no la querían porque era un poco borracha.
Luego se fue a vivir a una residencia en la que tuvo muchos amigos que sí la querían. Allí siguió bebiendo más que antes. A veces venían a la residencia sus hermanos y la acompañaban mucho rato. Salía con ellos para dar un paseo por el CorteInglés de ParqueSur y veían muchas cosas. Uno de los de fuera de la residencia le daba siempre un caramelo.
Cuando volvía a la residencia hacía un corro todos los compañeros, hablaban de la bebida y de cómo eran ellos cuando bebían, lo bien que se sentían, y así compartían las horas más aburridas.
Y este hombre es de esa gente sexual que se emborracha sin beber vino. No lo necesita, para ponerse piripi no tiene más que pensar en las mujeres. Pensar en las mujeres le esponja el corazón.
También hay gente de corazón alegre porque se llevan bien con todo el mundo. Esta mujer que escribe es de esa clase.


EN LA VERBENA DE SAN ISIDRO
Víctor y adredista 0
A Carlos y a Yolanda les fue a juntar la vida en la romería de San Isidro. Carlos, antes de Yolanda, sólo había conocido su moto. Después de conocer a Yolanda, la moto siguió siendo su verdadero amor.
Yolanda en cambio, antes de Carlos, no había tenido más que obligaciones. Huérfana de padre, cuidaba desde niña de su madre, afectada de esclerosis, y de un hermano más pequeño que ella, objeto de todo su cariño.
Aquella noche de la verbena de san Isidro, Yolanda necesitaba divertirse, eso una lo sabe, y fue a tropezar con Carlos, que nunca había hecho otra cosa.
Bailaron primero y retozaron después. El amanecer los sorprendió en la moto, de vuelta a casa.
Carlos se acordó de Yolanda al siguiente viernes y fue a buscarla. Yolanda, sin embargo, no había podido olvidarse de Carlos ni un instante durante estos siete días.
Y así continuaron durante el próximo verano, Carlos enamorado de su moto y Yolanda colgada del motero, Carlos desocupado y Yolanda atenta a sus obligaciones y a esta nueva emoción del amor, tan limpia y descansada.
Hasta que un día de septiembre Yolanda, muy ilusionada, le dio la noticia a su motero:
–Carlos, estoy embarazada.
–¡Qué me dices! ¡Eso es un disparate!
Se había terminado el verano y nada volvió a ser igual entre ellos dos. La moto de Carlos comenzó a hacer otras rutas los viernes noche y Yolanda continuó con sus obligaciones, ahora cuidando también de su hijo, al que bautizó con el nombre de Pablo, que así se llama el hermano que ella había criado y que ahora es mayor.

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