El Alcalde

Víctor y adredista 0
El alcalde de mi pueblo es traumatólogo. Cuando le hicieron Director Médico del Hospital de Mérida, que ya era alguien, se presentó a las elecciones municipales por el PSOE. Las ganó fácil, son pocos los que conocen bien a un traumatólogo. Y es el alcalde desde hace cuatro años.
Cuando trabajaba de traumatólogo, sus pacientes le llamaban el Loro, porque hablaba más que hacía. De alcalde, le llaman don Manuel, y os podéis imaginar en qué habrán quedado sus promesas electorales. Prometió hacer pisos para los jóvenes y los hizo, cuatro, o sea, tres, pues uno era para un diverso funcional de mucha antigüedad, que no yo, el más cojo del pueblo. Prometió un Centro Cultural y, eso sí, ha hecho un bingo que está lleno siempre. Nunca pude imaginar que hubiese tanto vicio entre mis paisanos. El Loro los conoce mejor que yo, a lo que parece.
Lo que no había prometido don Manuel era hacerse una casa, por lo menos no figuraba en el programa electoral, ni su casa ni un ayuntamiento nuevo. Pues bien, se ha hecho una casa de tres plantas que parece, nada más verla, la casa del alcalde, y mira tú que lo es. Y se hizo un ayuntamiento nuevo imitando el palacio de Correos, en Cibeles, de Gallardón, en lo inútil, no en lo bonito, que todo te parece pequeño si es para ti y grande si es para otro.
Como don Manuel se había metido en obras, se me ocurrió pedirle que hiciese por fin la rampa que salvase el escalón que separaba mi casa de la acera, un escalón propiedad del municipio, no mía. “Víctor, eso no estaba en el programa electoral”, fue lo que me contestó por oficio. Tuve que denunciar ante la justicia al ayuntamiento de mi pueblo por incumplimiento de la LIONDAU. Cuando le llegó al alcalde la citación del juzgado, la disculpa que puso fue que la rampa deslucía mucho la calle. “Va a ser mucho más discreta que su ayuntamiento”, le contestó el juez.
En fin, que la rampa ya está hecha y, además, no interfiere para nada el paso de los peatones por la acera y yo por fin puedo entrar y salir solo de casa.
He oído decir a don Manuel durante la presente campaña electoral, a los que critican su gestión, que no pudo hacer un Centro Cultural en la anterior legislatura porque se tuvo que gastar el presupuesto en mi rampa.

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