Sentada del 18 de febrero de 2010

UN DÍA DE SORPRESAS
José Luis
Yo estaba en terapia escribiendo con la barbilla en el ordenador, como los artistas que en algunas películas pintan con los pies, y me dijeron que iba a venir el presidente del gobierno, que por qué no preparaba un discurso para él. Se me llenó el cuerpo de un entusiasmo retorcido, porque siento una gran simpatía por este hombre y esto es algo que siempre me ha salido, escribir. Por ese motivo quería pedirle que me ayudara a estudiar periodismo, o sea, de manera retorcida, como todo lo que me sucede: desde el respaldo de mi silla, pasando por mi espalda que se adapta al respaldo, hasta mi voz que sólo Petri entiende, todo se me retuerce, imitando mi cuerpo. Cuando terminó el barullo de la visita, como no hubo manera de hacerle llegar mi petición, le pedí a Gerardo que escribiera mi carta al Presidente y se negó, así que Ángel Hernández tuvo que destorcer otra vez mi entuertado camino —obra de los demonios que habitan los CAMFanarios de las iglesias— y me escribió él la carta que decía algo como esto: Sr. Presidente, el día que estuvo Ud. por el CAMF de Leganés, tenía yo la intención de dirigirme respetuosamente a Ud. para hacerle mi petición a Ud., pero me distrajeron de mi cometido algunas circunstancias. Venía con Ud. una compañera del Foro de Vida Independiente que en ese entonces buscaba marido, y allí fue donde mi propósito sufrió la primera torcedura: mis esfuerzos por llamar la atención de ella antes de la atención de Ud., cifrados principalmente en el peinado que estrenaba yo ese día, me hicieron perder minutos valiosísimos para entregarle a Ud. mi primera novela y pronunciar el discurso que me habían pedido. Después, los “mimos” de la trabajadora social y las responsables me colocaban, de manera retorcida también, ante los objetivos de los medios de comunicación que no perdían un ángulo de mi perfil griego, pero lejos de mi objetivo, que no sé si lo he mencionado, era precisamente Ud. También se interpuso en mi camino el portavoz del Presidente, que simpatiza con nosotros porque tiene un familiar en silla de ruedas. Aquí lo torcido eran los rizos de su cabeza, que esa mañana el Sr. Portavoz acusaba la batalla perdida de cada día por alisárselos. Imagino que no le restaban energías para atenderme.
Menos que mal que no estaba presente un compañero llamado Gilberto, que es más pelota que yo. Y que ese día las cuidadoras me ajustaron bien el pañal, que yo también tengo las mías, y eso sí que es algo muy doloroso de torcer.



ROCÍO
Rosa
Conozco a Rosalía desde hace cuatro años. La veo caminar con su bastón, derecha y vacilante como los rayos de luz, y me da envidia. Atraviesa la residencia con esa dignidad tan suya, entre agua y roca, y se me van los ojos tras sus pasos, tan pacientes. Se va de entre nosotros por la tarde, después de comer, a su casa, y ya no vuelve hasta mañana. Ella vivía muy tranquila en esa casa, sola, pero durante este último año ha invadido su territorio una sobrina veinteañera, un poco depresiva y un poco vivalavirgen, y ahora a Rosalía le está tocando hacer de hermana mayor de la sobrina, o sea, aguantar su mal humor y sus broncas y además consolarla. Pero sobre todo hace de madre, o sea, mete en vereda a la criatura y que no se desmadre. Pero Rosalía es fuerte, la vida nunca se lo ha puesto fácil. Ya ha conseguido que su sobrina encuentre trabajo en plena crisis, que se active y no ocupe el sillón del salón a todas horas. O que lo comparta al menos algún rato. Pero sobre todo su sobrina la ayuda con los rincones de la vida y la casa, la compra por ejemplo, que Rosalía y su bastón ya no están para cargar más bolsas. Pues bien, Rocío, que así se llama su sobrina, ya no sabe vivir sin Rosalía. Y yo mucho me temo que a Rosalía le pase lo mismo, a ella, a mi heroína entre agua y roca, a mi consuelo durante estos días de mi decadencia.


MOJINOS ESCOZÍOS
Conchi
Vivo en mi silla de ruedas y mi casa es el CAMF de Leganés, una residencia de diversos funcionales, todos muy raros. Me gusta escribir de mí misma y os tengo que decir que mi diferencia no me permite hacer lo que yo quiero, como pueda ser acostarme sola a la hora que quiera. Me tienen que acostar las cuidadoras y dependo de ellas. Normalmente, a las once de la noche tengo que estar en la habitación para que me metan en el sobre. Pero casi siempre hay cuidadoras de baja y nos cambian los turnos. Eso quiere decir que me toca ir a la habitación nada más acabar de cenar, a eso de las nueve y media, con lo que me paso casi 12 horas en la cama boca arriba, porque yo no me puedo mover. Ni me pueden colocar en otra posición porque entonces me caigo contra la barandilla que rodea mi cama. Suerte que tengo un colchón antiescaras, con celdillas que se hinchan y deshinchan por fases. Si no fuera por ello, me saldrían escaras en el culo y tendría que pasarme todavía más tiempo en la cama, cosa que yo odio a muerte. Lo odio casi tanto como que me regalen discos repetidos. Y todo, por no haber preguntado antes si lo tenía o no. Por cierto, que el último fue otra vez de Bertín Osborne. Por apuro, no dije nada, y por no tirarlo se lo acabé dando a la mujer de mi primo, que se llama Carmen y también le gusta Bertín, como a mi. Que no me regaléis a Bertín, que lo tengo todo. Y también un montón de discos de Pimpinela y de los Mojinos Escozíos. Hasta sus videos tengo, que cada día me gustan más estos tíos, por lo puercos que son cantando sus canciones. Sus letras cada día me gustan más y por eso que también, cada vez que saquen un disco, me lo compraré. Más que regalos, yo prefiero dinero, que así me compro lo que más me gusta, jerséis o ropa o perfume. Mi madre dice que es mejor la colonia pero yo no estoy de acuerdo, donde esté un perfume caro que se quite el pachulí. Y otro regalo inoportuno es, por ejemplo, el montón de jerséis (rosa, marrón, azul, blanco, morado...) que me ha comprado mi madre, que no me gusta ninguno y que por cojones me tengo que poner. Si por mí fuese, iría siempre de verde. Iría de uniforme, como dice ella. Pero hoy hace un sol de puta madre y yo no lo estoy disfrutando porque no hago más que pensar que esta tarde me volverán a acostar a las nueve.

1 comentario:

Miguel el Sevilla dijo...

Hola Conchi, te escribo desde el Blog Oficial de los Mojinos y sólo quiero decirte que cuando estemos cerca de Léganés, si puedes desplazarte a vernos, acércate que te buscaremos un lugar donde puedas ver el concierto mejor que nadie y nos conocerás por supuesto, si no nos conoces ya. Un beso