La novia

Rosa y adredista 0
En Venezuela yo era alta y delgada. Mirándome, se podía pintar una escoba. En mi mismo edificio vivía un chico también alto y delgado, pero moreno, que en el pelo era en lo único que se diferenciaba de las escobas. Se llamaba Roberto y me consideraba su novia. Hasta que otro chico, también amigo suyo y mío, Oscar, le prohibió un día tocarme o besarme. Me hermano estaba delante aquel día, oyó la conversación y no se le ocurrió otra cosa que reírse. Pero mi novio nunca más me pasó el brazo por detrás del cuello, que era hasta donde nuestra audacia había intimado. Un tío suyo todavía le animaba a Roberto, diciéndole que yo iba a ser su mujer, pero los dos sabíamos que eso no sería así. Estudiábamos juntos y nos gustaba pasear juntos por Caracas, el parque de los caobos, el cine y por ahí, pero Roberto nunca más volvió a tocarme. Le tenía mucho miedo a Óscar, que era mayor que nosotros. Recuerdo lo que le dije el día que me vine para Madrid : "Pásatelo tan bien el resto de tu vida como yo me lo he pasado contigo". Todavía una vez vino a verme a Madrid, me lo había prometido en aquella despedida. Venía acompañado de su esposa, desde Caracas. Pero yo no estaba en casa aquella tarde y no nos vimos. Menos mal, porque yo es que nunca soporté a esa mujer, aunque no sabría decir muy bien por qué. También a ella la conocía de Venezuela, de la escalera y del colegio.

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