Sentada del 24 de diciembre de 2009

AZUL O ROSA
Adredista 7
En el último congreso feminista celebrado en mayo de dos mil nueve en Carmona, se volvieron a encontrar Carmen Alborch, Lidia Falcón y Cristina Almeida. En una pausa, coincidieron las tres en cafetería e intercambiaron novedades. Les pareció una buena idea un encuentro periódico, una vez al mes por lo menos, ahora que las responsabilidades de cada cual eran menores, para profundizar en el tema del papel de la mujer en la sociedad, que tanto les interesaba.
En sucesivos encuentros comentaron, como no, el mundo en que vivimos. Estuvieron de acuerdo en que estaba impregnado de valores masculinos. Habría que añadir valores femeninos: Abrazar la cultura de la diferencia en contraposición a la cultura de la homogeneización, rescatar el valor de lo pequeño, ver el mundo desde otros puntos de observación, integrar al pensamiento lógico el intuitivo y el artístico, hacer comprender que la vida es un proceso cuya finalidad es la vida misma. Verlo, nombrarlo, ser parte de él.
En otra de sus reuniones, llegaron por fin al meollo del asunto: El origen de los orígenes se basa, en la cultura cristiana, en el hecho de que el Hijo de Dios hubiese sido niño. ¿Y si hubiese sido niña? Examinaron con lupa los Evangelios, por si se topaban con la esencia del dogma. Estudiaron los evangelios que dan una información más exhaustiva.
Lucas. El arcángel Gabriel a María: “Alégrate. Llena de gracia, el Señor está contigo, Concebirás y darás a luz a un hijo”.
Mateo. El mismo a José: “Lo concebido en María viene del Espíritu Santo. Dará a luz a un hijo”.
Esto no las desanimó, siguieron su búsqueda. Como por casualidad, dieron con el exegeta Hilgenfeld. Éste expresaba, sin darle ninguna importancia, que en hebreo el vocablo referido a niño o a niña es idéntico. Ellas lo cogieron al vuelo e interpretaron. O sea, que podía haber sido niña. Pero la realidad es que había sido niño, Jesús.
Después de darle muchas vueltas, se les ocurrió que el cambio de niño a niña se podría hacer en un mundo paralelo. Lidia había tenido contacto con un “guru” indio y para él eso era coser y cantar.
Antes de pasar al mundo paralelo, habían de ponerle nombre a la Niña Dios. Lo lógico sería Jesusa, pero sonaba fatal, hacía que te chirriaran los dientes. Les gustó la palabra en Euskera: Miren Yosune. Con esa se quedaron.
Llegó la hora de la verdad. Según las instrucciones del guru, abrieron las compuertas y se engulleron en un mundo paralelo, ayudadas por un cubo mágico.
La primera escena ofrecida fue la de los tres reyes magos. Seguían a una estrella. En un determinado momento, el color azul fue dando paso a un tono rosa. Ellos, conocedores del mundo de los símbolos, interpretaron que el Hijo de Dios pertenecería al sexo débil. Aquello no entraba en sus esquemas. Muy dignamente, se giraron e hicieron el camino de vuelta, profetizando todos los males que caerían al mundo a partir del dos mil diez.
Nuestras amigas se habían quedado sin Reyes Magos. Tendrían que buscar una alternativa, pues la idea era conservar la tradición lo más posible. Esta vez fue Carmen Alborch la que dio la idea: Desde muy antiguo, existía en Oriente la magia de la aromaterapia. Se pusieron en contacto con tres de estas magas muy conocidas: Sara, Susana y Judit. Les expusieron la situación y ellas se ofrecieron generosamente a sustituir a los Reyes Magos.
No tardaron mucho en elegir los tres aromas esenciales que ofrecerían a la Niña Dios: Melisa, por ser el aroma más femenino; incienso y mirra, por ser aromas de la divinidad. Imitando a los Reyes Magos se acomodaron en tres camellos y se dirigieron al portal de Belén, lugar donde sucedería el evento, según las habían informado. Una vez que estuvieron allí, esparcieron por la cueva los aromas que llevaban consigo. Un instante después, la percepción cambió notablemente: La cueva parecía un palacio, María y José los soberanos del cosmos y la Niña-Dios exhalaba divinidad por todos los poros. Fueron llegando los pastores y ofreciendo sus regalos…
Una vez de regreso al mundo real, se sintieron insatisfechas. El cuadro había sido magnífico, pero la idea era traspasarlo al mundo real. Una tarea que hay que hacer y ellas se consideran impotentes. Esperan que vosotros, todos los escritores del CAMF de Leganés, realicéis esta tarea, que poderes os sobran, de convicción, de creación, de transformación... Pondrán a vuestra disposición un globo aerostático, junto a las tres esencias aromáticas en cantidad suficiente para que las distribuyáis por todos los puntos del planeta.


EL AÑO QUE VIENE NOS VEMOS
Víctor
Hoy me ha informado Sole, la asistente social, de que ya está aprobado el permiso para largarme al pueblo esta navidad, a Algüera.
Le he rogado a Sole que, desde hoy hasta el día 22, que es cuando me iré, pase por encima de todas las plantas del centro el parte de mis vacaciones, para que sepan las macetas que me voy y no me echen de menos.
También se lo tengo que decir a la psicóloga, a Gena, porque tampoco quiero que me olvide. En esta depresión que estoy pasando, ella me mantiene a flote tirando de mi mano. Le doy mucho trabajo, lo sé, pero la echaré de menos estos días que pasaré en Algüera con toda mi familia.
A los que quiero ver de verdad es a mi hermana Macarena y a mi sobrino Víctor, que ya tiene catorce años.
Y a todos los que os quedáis aquí, felices fiestas y que os den morcilla. Especialmente, a todos los locos del Taller de Escritura, que me habéis hecho reír, y eso es un delito en mi estado de tristeza. Os darán turrón, langostinos y cordero, pero lo que os habéis ganado es la morcilla, por irresponsables y sinvergüenzas y vociferantes –que se lo digan a los taquilleros de MetroSur, que tienen pesadillas por culpa de vuestras manis ante los ascensores averiados.
Especialmente, se la ganó la Conchi, que me hace poco caso. La realidad es que viene a verme todas las noches a la habitación para espantar los fantasmas que me acosan en la oscuridad y yo se lo agradezco un montón. Si no fuera por su visita, no podría dormir.
Y espero que Mayte tampoco me olvide, que, como las macetas, es de las pocas amigas que me soportan.

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