El año que viene nos vemos

Víctor
Hoy me ha informado Sole, la asistente social, de que ya está aprobado el permiso para largarme al pueblo esta navidad, a Algüera.
Le he rogado a Sole que, desde hoy hasta el día 22, que es cuando me iré, pase por encima de todas las plantas del centro el parte de mis vacaciones, para que sepan las macetas que me voy y no me echen de menos.
También se lo tengo que decir a la psicóloga, a Gena, porque tampoco quiero que me olvide. En esta depresión que estoy pasando, ella me mantiene a flote tirando de mi mano. Le doy mucho trabajo, lo sé, pero la echaré de menos estos días que pasaré en Algüera con toda mi familia.
A los que quiero ver de verdad es a mi hermana Macarena y a mi sobrino Víctor, que ya tiene catorce años.
Y a todos los que os quedáis aquí, felices fiestas y que os den morcilla. Especialmente, a todos los locos del Taller de Escritura, que me habéis hecho reír, y eso es un delito en mi estado de tristeza. Os darán turrón, langostinos y cordero, pero lo que os habéis ganado es la morcilla, por irresponsables y sinvergüenzas y vociferantes –que se lo digan a los taquilleros de MetroSur, que tienen pesadillas por culpa de vuestras manis ante los ascensores averiados.
Especialmente, se la ganó la Conchi, que me hace poco caso. La realidad es que viene a verme todas las noches a la habitación para espantar los fantasmas que me acosan en la oscuridad y yo se lo agradezco un montón. Si no fuera por su visita, no podría dormir.
Y espero que Mayte tampoco me olvide, que, como las macetas, es de las pocas amigas que me soportan.

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