Óxidos









Iñaki




Sus sonrisas parecen
de aluminio oxidado,
pasarían por sonrisas
ante cualquier fotógrafo,
pero tú no eras, por suerte,
su cámara digital,
tú estabas pidiendo
desde tu silla de ruedas
que te pusieran al wáter
o te limpiasen inexorablemente
el cagado culo
y mirabas su sonrisa
y veías el óxido
atorando su corazón,
decorando el rotundo fracaso
de su incompetencia
y marcando su inútil fortaleza,
que no consiguió
salvarlos del óxido.




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