El maniático

Isa
Alguien que huía y disparaba a la gente. Era un chico joven (muy joven) que estaba histérico porque no tenía dinero y no podía comprar droga. Entonces se enfureció y fue cuando decidió ir a la calle y disparar a todos. Llegó la policía y ambulancias, porque él se había herido sin darse cuenta. La gente temblaba de miedo. Un hombre ya mayor decía: la que había liado el mocoso éste. Le detuvieron y le metieron en la cárcel. Le interrogaron y contestó que a él todo le daba igual: tenía sida y estaba desesperado, y no le importaba nadie. Los guardias se pusieron unos guantes para que no les contagiara nada. Su familia no quería saber nada de él. Ángel era su nombre; de Ángel ya no le quedaba nada. Su madre estaba desesperada: era su hijo y le quería mucho. En cambio, el padre no estaba por él: era más rudo y no perdonaba lo que hacía su hijo. Era su vergüenza. El padre no se atrevía a mirarle a la cara. La madre decía al marido Leonardo, perdona, no sabe lo que hace. Padre e hijo eran cabezotas y no cedía ninguno de los dos. El padre cedió y tuvo una charla lo más amigable posible con su hijo. El padre y el hijo se echaron a llorar. El hijo pidió perdón a su padre. El padre le dijo no vuelvas a lo mismo, no reincidas, porque si no, te mato y darías un disgusto grande a tu madre.

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