El barco

Rosa y Adredista 0
Soñaba que escribía de mi mano ese sueño que me acompaña desde que era niña, sobre todo durante las temporadas de mi vida que me siento más sola, como hoy. Y escribía que estaba soñando un barco que, en vez de navegar los mares, volaba y me llevaba a otro mundo. Yo corría por la cubierta del barco. Era la niña y saltaba y saludaba a todos. Todos eran personas mayores, yo era la única niña. Entre aquellos viajeros estaba mi madre, como si la estuviera viendo, que hoy cumple noventa años. Mi hermano también era una persona mayor y llevaba la sopa a mi madre, que se mareaba mucho, pon el vuelo tan loco del barco. En realidad, aquel barco era uno de esos barcos fantasma españoles, de esos veleros perdidos que todavía hoy persisten en las pesadillas de los marineros del mundo entero. Por la borda se veía el azul del aire y las nubes blancas, azul encima del barco y azul debajo del barco, el azul de las aguas lejanas. Era un barco rodeado de azul y yo estaba rodeada de adultos. Cuando desperté por fin, el sueño ya estaba escrito sobre la pared de mi habitación, entre las fotos de mi familia. Y ahora no sé si escribí de ese barco porque lo estaba soñando o había soñado el barco otra vez porque lo tengo escrito en la pared de mi habitación. Ayer no estaba ahí. Pero el verdadero misterio de mi sueño es que yo hace mucho que no puedo escribir, pues mis manos no me obedecen, como no me obedecen mis piernas.

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